Título: Monstruos en acción
Autores: Pedro Estrada y Raquel de la Morena
Ilustrador: Ernest Sala
Editorial: Hidra
A partir de 10 años
A Pablo Gutiérrez Cuervo, de 11 años, le entusiasma leer, pero no sabía, cuando abrió el libro Monstruos en acción, lo peligroso que podía llegar a ser meterse dentro de las páginas de un relato que te puede atrapar. Porque, digámoslo sin rodeos, eso fue lo que le ocurrió: quedó atrapado en el libro, pero no sin poder salir, sino sin querer salir de él.
Empecemos a contar lo sucedido desde el principio. Pablo cogió el libro, lo abrió y se encontró con un niño que estaba viendo un video de terror. Simpatizó con él enseguida. Aquel niño se llamaba Toño, tenía 10 años y parecían fascinarle las películas de terror y de ciencia ficción.
Luego, todo ocurrió muy deprisa. Sin saber cómo, se encontró en un gran cine, junto con Toño, su hermana Sabrina, y la pandilla de ella. Estaban allí para ver la película más esperada de la temporada, la titulada Monstruos en acción.
Pablo pensó: «Qué cosa tan rara, yo abrí un libro y ahora estoy a punto de ver la mejor peli del año, y además en 3D».
Él creía que aquello era extraño, pero lo verdaderamente extraño vino después, cuando una luz cegadora inundó la sala con un potentísimo destello impidiéndole ver nada. Tras ese fogonazo, sintió una sacudida, empezó a marearse, las butacas desaparecieron. El mareo casi no le dejaba percibir que él y sus compañeros estaban cayendo a velocidad de vértigo. ¡Y fueron a parar de cabeza al agua!
Cuando salió a la superficie, oyó gritar a Sabrina, y aquí copio lo que dijo exactamente la hermana de Toño, para que nadie me acuse de inventar nada:
–¡No puede ser! ¡Estamos en medio del océano!
Pablo no se lo podía creer. Había abierto un libro y, al poco de adentrarse en sus páginas, empezó a vivir la aventura más increíble que se pudiera imaginar.
Y, para colmo, ¡ay, me da un respingo contar esto!, estaban a punto de ser atacados por un monstruoso tiburón, nada menos que el de la película que lleva su nombre.
«¿Me puede pasar algo más impresionante?» –se preguntó Pablo.
Pues sí, por supuesto que sí. Aquello solo fue el comienzo. Estaba metido, con sus nuevos amigos, en otra realidad, la que se contaba en las películas de monstruos, y, además, aquellos niños, tenían que cumplir una misión importantísima: conseguir que esas historias terroríficas que iban a vivir tuvieran un final feliz.
Pablo deseaba ir con ellos, deseaba ayudarlos. Por eso quedó atrapado en la lectura, es decir, en la aventura. Y por eso no quería salir del libro.
Texto y fotografía: Paco Abril