Título: ¡Es un libro!
Autor: Lane Smith
Editorial: Océano Travesía
De 6 a 106 años
En la clase de Esther García Pérez, de 9 años, la maestra les propuso un día a sus alumnos que cortaran dos trozos de papel y que escribieran una palabra en cada uno, la que ellos quisieran. A continuación debían doblarlos bien, por separado, y meterlos en una cajita que la profe tenía encima de su mesa. Una vez hecho esto, cada niño debía sacar dos papeles y preparar un dialogo que fuera interesante, que tuviera chispa, que tuviera gracia en el que entraran las dos palabras que le tocaran en suerte. Para hacerlo podían pedir ayuda a la bibliotecaria, a sus padres a sus abuelos o a quien quisieran.
Al extraer los papeles de la cajita de las palabras, salieron parejas de nombres muy curiosos, como cuchara y árbol; lápiz y chicle; silla y piedra; calcetín y bombilla; pendiente y tiza.
Era un reto apasionante imaginar una historia en la que aparecieran esos dos vocablos en un relato. Un relato que atrajese la atención de quienes pudieran leerlo o escucharlo.
Esther abrió sus papelitos. En uno ponía, con letras mayúsculas, ORDENADOR, en el otro aparecía escrito, también con mayúsculas, LIBRO.
Dado que podíaconsultar a quien quisiera, fue a pedir consejo a la maestra bibliotecaria.
–Vaya, has tenido una suerte loca, pues creo que tengo justo lo que necesitas –le dijo la encargada de la biblioteca mientras le entregaba una de esos objetos raros con páginas llenas de letras y de dibujos que estaba colocado en una estantería.
Cuando a Esther le tocó presentar en clase el relato con sus dos palabras, empezó diciendo:
–Había una vez un pequeño asno y un mono. El asno llevaba un ordenador debajo del brazo, el mono leía un libro. Al asno le picó la curiosidad y le preguntó al mono:
“¿Cómo ajustas las páginas"? El mono le contestó: “No funciona así. Paso las páginas. Es un libro“. Pero el asno no paraba de preguntar: “¿Sirve como blog? ¿Envía mensajes? ¿Tweetea? ¿Tiene Wi–Fi ?» Y el mono, con mucha paciencia le contestaba a cada pregunta: “No. Es un libro“.
Al final, Esther, les contó a sus compañeros que esa historia estaba sacada de un libro precioso que le había recomendado la bibliotecaria y que se titulaba, claro está, ¡Es un libro!
Les gustó tanto a todos que ahora están preparando una representación teatral con estos dos personajes y esas dos palabras.
Texto y fotografía: Paco Abril