lunes, 7 de mayo de 2012

Reivindicación de la alegría

En este enlace puedes acceder a mi artículo que fue publicado en el periódico La Nueva España.
http://www.lne.es/opinion/2012/04/03/reivindicacion-alegria/1223174.html

Víctor

Títulos de la colección:
Victor y los vampiros. Victor y los romanos
Autora: Maite Carranza
Ilustraciones: Agustín Comoto
Editorial: Edebé
A partir de 10 años

Nicolás Suárez y Llara González, los dos de 11 años, conocieron, cada uno en un lugar diferente, a Víctor, un niño de su misma edad.  Nicolás se lo encontró en Transilvania, de donde dicen que provienen los vampiros. Llara se tropezó con él (aunque ella misma no está muy segura de si fue ahí) en un campamento de los antiguos romanos.
Es el momento de explicar quién es ese niño tan viajero, o mejor esperamos a que nos lo diga él mismo.
Víctor ha relatado sus aventuras que, con sus pocos años han sido muchas y variadas, en dos libros. En uno narra sus peripecias con los vampiros y en el otro lo que le ocurrió con los romanos.
Nicolás y Llara, que habían leído esos libros, quedaron con Víctor durante el recreo sin necesidad de avisarle, pues los personajes que aparecen en los relatos siempre están disponibles. 
Cuando llegaron a la biblioteca, Víctor los estaba esperando.
–Hola, amigo, queremos hacerte una entrevista para nuestro periódico.
–Oh, muchas gracias. Caray, parezco un personaje importante. Mis amigos no se lo van a creer cuando se lo cuente. Preguntad, preguntad
–¿Has escrito tú de verdad esos dos libros?
–Bueno escribirlos, lo que se dice escribirlos, lo ha hecho la escritora Maite Carranza, pero, ojo, yo se los he dictado. Ella ha copiado con exactitud cada palabra mía, es decir, que se ha limitado nada más que a teclear lo que yo le contaba.
–¿Y todo lo que dices en ellos te ha pasado de verdad o has exagerado un poco?
–No he exagerado nada. Lo que está en esos dos libros es la pura verdad de lo que me ha ocurrido. Lo juro. 
–¿Podemos decir que todas tus aventuras se produjeron porque falsificaste tus notas, dado que las habías suspendido todas?
–Pues sí, ese pequeño detalle fue el comienzo de todo.
–Pequeño, dices, con todo lo que desencadenó.
–Sí, la verdad, es que fue algo muy gordo. Eso hizo que viajara a Transilvania, que conociera a mis amigos del alma, que tuviera que cambiar de cole y...
–Y no cuentes más. El que quiera saberlo que lea tus libros, ¿no?
–Eso, sí, por supuesto.
–Gracias, Víctor, hasta el próximo libro.
Texto y fotografías: Paco Abril

El caso del niño que no quería ser niño

Títulos:
·La diferencia entre un fantasma y un espectro.
·El caso del niño que no quería ser niño.
Autor: Tom Fernández
Ilustradores: Patricia Castelao y Marcos Calo 
Editorial: Anaya
De 9 a 109 años

Cristina Panchenko tiene 10 años y es una lectora rara. Y es rara porque no se conforma con leer un libro, no; ella quiere ir siempre más allá. Y su más allá es empeñarse en conversar con los personajes de los libros que más le han gustado. Y no sabemos cómo lo hace, pero lo consigue. 
La Oreja Verde –tampoco vamos a revelar cómo– consiguió grabar la conversación de Patricia con el personaje principal del último libro que había leído, cuyo título es El caso del niño que no quería ser niño. Reproducimos aquí esa conversación completa en exclusiva mundial.
–Hola, ¿tú eres Dragón Díaz, verdad?
–¡Huy, sí! ¿Cómo es que me conoces? ¿Quién eres tú?
–Me llamo Patricia y te conozco porque acabo de leer un libro en el que tú eres el protagonista.
–¿De veras? ¡Qué bien! ¿Qué libro has leído?
–¿Es que has salido en más de uno? Porque yo he leido El caso del niño que no quería ser niño.
–Ese es el segundo. El primero se titula La diferencia entre un fantasma y un espectro. ¿Qué te pareció? Si quieres decírmelo, claro.
–Me impresionó. Si no me hubiera gustado no estaría ahora hablando contigo. Por cierto, no me puedo creer que, con 9 años, no sepas cuánto son dos más dos.
–Habla bajo, por favor, que como se entere mi profe de mates me mata. De todas formas, dos más dos son cinco, por supuesto.
–Sí, claro, por eso has puesto a tu pandilla de detectives Club de 2+2=5.
–Estás muy enterada. Sí, somos detectives de niños raros, porque nosotros tres lo somos. Yo soy incapaz de hacer esa simple suma, Jimena es alérgica al cariño y Martín engorda cuando tiene miedo. 
–Hay personas mayores que dicen que todos los niños somos raros. Mira si yo seré rara que me metí en la aventura que vives en el libro con tus amigos y me sentí una más. Lo pasé genial, aunque te confieso que hubo momentos en que tuve bastante miedo, sobre todo cuando me enteré de quién era en realidad la…
–¡Calla, no lo cuentes!, si alguien quiere leer el libro le quitas la emoción.
–Tienes razón, a mí tampoco me gusta que me destripen los libros. Vaya, ya ha sonado el timbre para entrar en clase. Quedamos otra vez cuando termine el primer libro de tus aventuras, ¿de acuerdo? Mira si soy rara que leí el segundo libro en vez de empezar por el primero.
–Espera un momento, ¿quieres ser del Club 2+2=5?
–¿Cómo que si quiero ser? Ya lo soy. Los que te leemos ya lo somos.
–¡Coliflores! ¡Por supuesto que sí! ¡Sois los más destacados del club! Te espero.
Texto y fotografía: Paco Abril




Un mundo de cuentos



Título: Un mundo de cuentos
Textos: Ana Gasol y Teresa Blanch
Ilustradora: Mercè López 
Editorial: Juventud. De 7 a 107 años


Fernando Gil Llaneza está a punto de cumplir siete años.
–Quiero un regalo muy especial para mi cumpleaños –les dijo a sus padres.
–¿Te apetece un video juego? –le preguntaron.
–No, eso ya lo tengo.
–¿Quieres un juego de construcción?
–Eso también lo tengo.
–¿Y sabes ya lo que quieres?
–Sí, quiero un libro que traiga cuentos de todo el mundo.
–Vaya, eso si que es un regalo muy, muy especial –comentó su padre–, porque no va a ser fácil encontrar algo así. Se han publicado muchos libros de cuentos, pero no sé si habrá alguno que recoja cuentos de todo el mundo.
–Lo mejor –propuso su madre– es que vayamos a una librería y preguntemos, ¿te parece?
Una vez en la librería, les atendió un chico muy simpático.
–Este niño quiere un libro muy especial. Dile lo que quieres, Fernando– le pidió su madre.
–Quiero un libro de cuentos de todo el mundo.
El librero sonrío. Fernando comprendió que aquella sonrisa significaba que sí, que tenía lo que le pedía.
–Pues mira, Fernando, has tenido una gran suerte, porque hoy mismo nos ha llegado lo que tanto quieres. Hagamos, primero, un pequeño experimento: dale unas cuantas vueltas a la bola del mundo que está en el mostrador. Párala cuando quieras y deja que tu dedo señale un lugar cualquiera.
–Ya está. La he parado en Nueva Zelanda.
–Qué bien, Fernando, has ido a parar a Oceanía, el continente de la tierra más alejado de nosotros. Ahora espera.
El dependiente se acercó a una estantería y cogió un libro.
–Mira lo que traigo. Es un libro que se titula Un mundo de cuentos. Se recogen en él cuentos de todo el mundo. Ahora vamos a realizar una comprobación. Tú señalaste en la bola del mundo Nueva Zelanda. Averigüemos si en el libro hay algún cuento de ese lejano país. Voy a mirar en el índice. ¡Sí, aquí está! Hay un cuento de Nueva Zelanda que se titula «Cómo perdió sus alas el pájaro kiwi». Y como éste, aparecen aquí cuentos de los cinco continentes.
–Fernando –le dijo su padre– creo que es el libro que estabas buscando.
–¿Y me lo puedo llevar ya aunque todavía falten unos días para mi cumpleaños?– preguntó a sus padres.
–Claro –respondió su madre– encontrar este libro merece que te adelantemos el regalo.
Aquella noche Fernando y sus padres viajaron por todos los continentes sin moverse de su casa. Lo hicieron volando en las alas de los cuentos de aquel fascinante libro.
Texto y fotografía: Paco Abril