martes, 21 de febrero de 2012

El encuentro

Título: El encuentro
Autor: Enrique Flores
Editorial: El Jinete Azul
De 5 a 105 años

Una profesora, de cuarto de Primaria, les dijo a sus alumnos:
–Vosotros ya leéis muy bien. Mirad, acaba de llegar un libro muy, muy especial a la biblioteca. Se titula El encuentro. ¿Quién quiere leerlo para toda la clase?
Lucía Santos Antuña, de 9 años, levantó la mano.
–De acuerdo, Lucía, léelo tú en voz alta y clara. Antes de empezar hojéalo para que te hagas una idea de su contenido.
La niña abrió el libro, lo hojeó con calma y leyó:
«Un niño está solo en la calle. No sabemos su nombre, pero su cara refleja preocupación. Mira hacia un lado y a otro, parece estar buscando algo, ¿qué será? Camina decidido, como si hubiera encontrado una pista. Le pregunta a un señor que viene leyendo un periódico. El señor pone cara de no saber nada. El niño camina entre personas que están leyendo, charlando, jugando, paseando, tocando algún instrumento. Con la mano en la barbilla, parece preguntarse dónde estará».
–Muy bien, muy bien, Lucía –le interrumpió la profesora – ahora, como ese libro es muy especial, empieza a leerlo de nuevo, pero en primera persona.
La niña ya no dudó. Regresó a la primera página y empezó:
«Me preguntaba dónde se habría metido, cuando vi a un señor que venía leyendo el periódico, le pregunté si lo había visto y me contestó que venía tan concentrado leyendo el periódico que no se había fijado en nada más. Parecía que aquel día todo el mundo estuviera en la calle. Vi cómo se formaba un corro alrededor de un chico que tocaba el saxofón. Pero pensé que no podía distraerme, tenía que concentrarme en encontrarlo, ¿dónde se habría metido?».
–Estupendas tus dos lecturas, Lucía –volvió a decirle la profesora.
–Seño ¿ese libro está escrito de dos maneras? –preguntó un niño.
–De dos o de más, depende de quién lo lea – contestó la profesora–. Ahora ¿quieres continuar tú mismo la lectura, por favor?
El niño se levantó, cogió el libro, lo abrió, lo miró, lo remiró y exclamó.
–¡Pero si este libro solo tiene dibujos! ¡No hay ni una sola palabra! ¿Cómo pudo Lucía leerlo dos veces?
–Porque los estupendos dibujos tienen relación unos con otros. Si los sigues, ves que hablan, que cuentan la historia de un niño que busca algo y, al final, consigue encontrarlo. Lo excepcional en este relato es que las palabras las pone quien lo lee.
Texto y fotografía Paco Abril