lunes, 24 de octubre de 2011

Cuatro amigos y medio

lunes, 10 de octubre de 2011

"La Semana Negra alza sus murallas"


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Correo para el Tigre

Título:
Correo para el tigre
Autor e ilustrador:
Janosch
Editorial:
Kalandraka
De 6 a 106 años

Martín Cortina Recio, de 6 años, se encontraba en un parque cuando vio a un pequeño oso, de esos de cuento, que salía de su casa, también de cuento, en la que vivía con un pequeño tigre, no menos de cuento.
El oso iba a pescar. Martín oyó que el pequeño tigre le decía:
–Siempre que no estás me siento muy solo. ¡Escríbeme una carta desde allí para que me anime, anda!
El niño siguió al pequeño oso. Lo vio pescar, escribir la carta a su amigo el pequeño tigre. Y vio también que el pequeño tigre estaba triste, pues se había sentido muy solo sin su amigo, y además ni siquiera había tenido noticias suyas, porque la carta se la entregó en mano pequeño oso cuando regresó.
Martín pensó:
–Si el pequeño oso no se hubiera ido a pescar, el tigre no habría estado triste, hubiera sido mejor que no hubiese ido.
El pequeño tigre, como era de cuento, oyó el pensamiento de Martín y le dijo:
–Mira, si mi amigo no se hubiera ido a pescar, no habríamos tenido un rico pescado para la cena, ni hubiera recibido la alegría de su carta, porque las cartas de los amigos son alegrías. Tampoco nos habríamos empezado a enviar alegrías uno a otro a partir de aquel día, así que ha merecido la pena que el pequeño oso haya ido a pescar y hasta que yo haya estado un poco triste.
Pocos días después llamaron a la casa de Martín. «Soy el cartero», dijo una voz desde abajo, «traigo correo para Martín». El cartero subió hasta su casa y le dejó un pequeño paquete. Martín lo abrió ilusionado. Era un libro que se titulaba Correo para el tigre. Dentro, en una página en blanco, tenía una dedicatoria escrita con tinta azul. Ponía:
«Querido Martín. Te enviamos dos alegrías: el libro en el que se cuentan nuestras aventuras y esta dedicatoria. Si pequeño oso no hubiera ido a pescar, no te lo habríamos podido mandar. Un beso de tus amigos».
Pequeño Tigre y Pequeño Oso
Texto y fotografía Paco Abril

Paula y el amuleto perdido

Título:
Paula y el amuleto perdido
Autores:
Concha López Narváez y Rafael Salmerón
Ilustrador:
Rafael Salmerón
Editorial: SM
De 9 a 109 años

Aida Cortina Recio, de 9 años, se encontraba de vacaciones con su familia en Fuentelsaz, un pueblo de Soria. Una tarde salió corriendo con un libro en la mano. Su padre le permitía jugar a sus anchas, pero, como es natural, quería saber siempre dónde estaba; por eso trató de detenerla cuando ya se alejaba.
–Aida, ¿adónde vas?
La niña, no se paró y, sin dejar de correr, hablando muy deprisa, dijo algo que no se le entendió.
Voy al bleer libro de termbinarque esbá muybien lodel abuleto.
–Habla más despacio, que no te entiendo nada.
Pero ella ya había desaparecido.
Por la noche, durante la cena, la conversación se centró en lo que a cada uno le gustaría mucho hacer. Ella, ante la sorpresa de todos, afirmó rotunda que le gustaría viajar al pasado y ver cómo era la vida en otras épocas.
Y ahora vayamos al primer día de clase del nuevo curso. La tutora de Aida les pidió a sus alumnos que escribieran un relato contando lo más extraordinario que hubieran vivido durante las vacaciones.
Esta fue la historia de Aida:
«Lo más extraordinario que me ocurrió este verano fue conocer a una niña que se llamaba Paula. Tenía más o menos mi edad y enseguida nos hicimos muy amigas. Un día, me enseñó un lugar secreto al que iba con frecuencia. Estábamos charlando, tumbadas sobre una roca, cuando, de repente, se nos apareció un personaje viejísimo, aunque muy vivaracho. Nos llevamos un susto de muerte. Pero enseguida nos calmamos, ya que tenía una voz que inspiraba confianza.
–Queréis saber quién soy, ¿no es cierto?
Las dos nos habíamos quedado tan perplejas que no sabíamos qué decir. Solo inclinamos la cabeza hacia delante y hacia atrás.
–Soy el Guardián del Tiempo, el encargado de recordar todo lo que ya ha sucedido.
A mí se me escapó decir. «Eso es imposible». Pero el anciano sonrío y dijo:
–Haré retroceder el tiempo para vosotras. Poned atención. Vais a ver cosas que sucedieron en este mismo paraje hace ¡cuatro mil quinientos años!
Y, aunque habrá quien no se lo crea, Paula y yo viajamos hacia atrás en el tiempo, y conocimos a un niño que se llamaba Nan, que vivió en aquella lejano época. Eso, y lo que sucedió después con Nan, fue lo más importante que me pasó este verano».
Al día siguiente, la tutora, que había leído con mucho interés aquella redacción, le comentó a la niña:
–Aida, me ha gustado mucho lo que has escrito, pero yo NO os había pedido que me contarais algo inventado o soñado, sino algo que os hubiera sucedido de verdad.
Aida, esta vez, contestó muy despacio.
–Profe, te oí decir muchas veces que leer es vivir otras vidas. Y yo viví todo eso que cuento leyendo un libro que me impresionó mucho. Se titula Paula y el amuleto perdido.
Texto y fotografía Paco Abril

Marco Polo no fue solo

Título:
Marco Polo no fue solo
Autores:
Pilar Lozano
Alejandro Rodríguez
Ilustrador:
Jordi Vila Delclòs
Editorial:
Bruño
A partir de 10 años

Olaya Cortina Recio, de 9 años, acudía con frecuencia a la biblioteca. Le resultaba fascinante escuchar a la bibliotecaria, pues era una especie de maga que le hacía desear leer cualquier libro que le recomendara.
Un día le preguntó a la niña:
–¿Te gustaría vivir una aventura fabulosa?
Es muy importante señalar que Olaya es muy curiosa. Siempre anda con una pregunta revoloteando en sus labios.
–¿Es una aventura para vivir yo sola o voy a ir con alguien?
–Oh, excelente pregunta. Sí, vas a ir muy bien acompañada. Si te decides, irán contigo un niño y una niña más o menos de tu edad, él se llama Mateo, ella Patrizia. Te escribo aquí sus nombres para que los recuerdes.
–Has puesto Patricia con zeta.
–Sí, es que es una niña italiana, y en Italia se escribe así. Tu peripecia va a comenzar en Venecia, una de las ciudades más bellas del mundo.
–Ah, sí, la ciudad de los canales, ¡qué bien! ¿Y qué ingredientes va a tener esa aventura?
–Sigues formulando muy buenas preguntas. Ya veo que te gusta cocinar, dado que te interesas por los ingredientes. Pues mira, va a tener emociones fuertes. Va a tener largos viajes en barco, a caballo y a pie. Va a tener difíciles enigmas. Va a tener una pizca del Quijote y un poco de El mago de Oz. Va a tener mucho de coraje, de superación, de paciencia, de inteligencia, de bondad y de amistad. Y va a tener mucha intriga.
–Me has convencido, quiero vivir esa odisea, ¿cómo puedo hacerlo?
–Muy fácil y muy difícil al mismo tiempo. Solo tienes que abrir este libro titulado Marco Polo no fue solo, meterte dentro y arriesgarte a partir con esos niños hacia lo desconocido.
Por la noche, cuando sus padres, su hermana y su hermano la buscaron en casa para cenar, no la encontraron.
¿Cómo iban a encontrarla si estaba saliendo de Venecia escondida en la bodega de un barco en el año 1269? Partía con una niña llamada Patrizia, con zeta, con un niño de nombre Mateo y con un tal Marco Polo, un personaje que tiempo después alcanzaría gran fama siendo conocido en el mundo entero por el relato de sus maravillosos viajes.
Texto y fotografía Paco Abril