Título: Un mundo de cuentos
Textos: Ana Gasol y Teresa Blanch
Ilustradora: Mercè López
Editorial: Juventud. De 7 a 107 años
Fernando Gil Llaneza está a punto de cumplir siete años.
–Quiero un regalo muy especial para mi cumpleaños –les dijo a sus padres.
–¿Te apetece un video juego? –le preguntaron.
–No, eso ya lo tengo.
–¿Quieres un juego de construcción?
–Eso también lo tengo.
–¿Y sabes ya lo que quieres?
–Sí, quiero un libro que traiga cuentos de todo el mundo.
–Vaya, eso si que es un regalo muy, muy especial –comentó su padre–, porque no va a ser fácil encontrar algo así. Se han publicado muchos libros de cuentos, pero no sé si habrá alguno que recoja cuentos de todo el mundo.
–Lo mejor –propuso su madre– es que vayamos a una librería y preguntemos, ¿te parece?
Una vez en la librería, les atendió un chico muy simpático.
–Este niño quiere un libro muy especial. Dile lo que quieres, Fernando– le pidió su madre.
–Quiero un libro de cuentos de todo el mundo.
El librero sonrío. Fernando comprendió que aquella sonrisa significaba que sí, que tenía lo que le pedía.
–Pues mira, Fernando, has tenido una gran suerte, porque hoy mismo nos ha llegado lo que tanto quieres. Hagamos, primero, un pequeño experimento: dale unas cuantas vueltas a la bola del mundo que está en el mostrador. Párala cuando quieras y deja que tu dedo señale un lugar cualquiera.
–Ya está. La he parado en Nueva Zelanda.
–Qué bien, Fernando, has ido a parar a Oceanía, el continente de la tierra más alejado de nosotros. Ahora espera.
El dependiente se acercó a una estantería y cogió un libro.
–Mira lo que traigo. Es un libro que se titula Un mundo de cuentos. Se recogen en él cuentos de todo el mundo. Ahora vamos a realizar una comprobación. Tú señalaste en la bola del mundo Nueva Zelanda. Averigüemos si en el libro hay algún cuento de ese lejano país. Voy a mirar en el índice. ¡Sí, aquí está! Hay un cuento de Nueva Zelanda que se titula «Cómo perdió sus alas el pájaro kiwi». Y como éste, aparecen aquí cuentos de los cinco continentes.
–Fernando –le dijo su padre– creo que es el libro que estabas buscando.
–¿Y me lo puedo llevar ya aunque todavía falten unos días para mi cumpleaños?– preguntó a sus padres.
–Claro –respondió su madre– encontrar este libro merece que te adelantemos el regalo.
Aquella noche Fernando y sus padres viajaron por todos los continentes sin moverse de su casa. Lo hicieron volando en las alas de los cuentos de aquel fascinante libro.
Texto y fotografía: Paco Abril