Título: Madrechillona
Autora e ilustradora: Jutta Bauer
Editorial: Lóguez
De 6 a 106 años
Después de leerle, a un grupo de veinticinco niños y niñas, el estupendo cuento Madrechillona, les pedí:
–Por favor, levantad la mano quienes tengáis madres chillonas.
Se levantaron cincuenta manos como si fueran cincuenta pájaros pidiendo ayuda desde el aire. El número de «manos-pájaro» era abrumador.
Le pregunté a una niña al azar:
–Así que tu madre te grita algunas veces, ¿no?
Su respuesta me dejó anonadado:
–Algunas veces no, siempre.
Sin embargo, me alivió oír decir al resto del grupo, que sus madres sólo les levantaban la voz de vez en cuando.
La madre pingüina de este cuento, le chilla a su hijo de tal manera que el pobre pingüino sale volando en pedazos.
Cada uno de estos pedazos cae en un lugar insospechado. Así la cabeza va a parar al Universo, el cuerpo a alta mar, las alas a la jungla y el pompis se pierde por la ciudad.
La madre pingüina, como casi todas las madres chillonas, se arrepiente en seguida de ver a su hijito troceado, partido en cachitos. Y se da cuenta de que los gritos nos resquebrajan por dentro, por donde no se ve, pero se siente.
Y enseguida se dispone a recoger esos trozos de su hijo esparcidos por el mundo. Los recoge y los une con todo el amor que una madre, aunque sea chillona, es capaz de darle a su hijo. Cuando alguien nos rompe, el único pegamento que sirve para reconstruirnos es el afecto.
Este libro es una pequeña joya, tanto por su contenido como por sus ilustraciones y presentación, unas ilustraciones de una sencillez y una calidad difícil de lograr. Por eso ha conseguido el Premio Andersen de Ilustración, que es como el Premio Nobel de la literatura infantil
Madrechillona, es sin duda –así lo atestiguan las madres y niños y niñas que lo han leído– uno de esos libros que dejan una huella especial en nuestra memoria.