lunes, 14 de marzo de 2011

Biblioburro

Título: Biblioburro
Autora e ilustradora: Jeanette Winter
Editorial: Juventud
De 7 a 107 años





Diego Villaverde tiene 7 años y una importante experiencia que contar. Lo que le pasó parece un cuento, pero fue verdad. Diego entró en la biblioteca del colegio, abrió un libro y, lo creáis o no, se encontró, de repente, en un lugar extraño. ¿A dónde había ido a parar? Estaba solo, en un monte o en una selva con árboles y plantas desconocidos.
No tuvo tiempo de empezar a preocuparse. Vio un hombre con dos burros, en uno venía montado él, en el otro traía unas alforjas cargadas de libros.
–Hola, Diego, ¿me esperabas?
–¡Sabes mi nombre y yo no sé ni dónde estoy ni quién eres tú!
–Estás en el norte de Colombia, en un lugar al que solo se puede ir de un lado a otro en burro. Yo me llamo Luis, soy maestro y llevo libros a niños y niñas de aldeas muy alejadas.
–¿No tienen libros en sus pueblos?
–No. Los primeros libros que vieron muchos de estos niños y niñas fueron los que les llevé yo con mis burros.
–¿Y les gusta leer a esos niños?
–Reciben los libros con la mayor ilusión. Es como si les dieran el mejor regalo del mundo.
–Yo conozco a muchos niños a los que no les gusta leer.
–Porque nadie les ayudo a descubrir las maravillas que encierran sus páginas. No saben que cuando abres un libro puede ocurrir cualquier cosa. Tú, ¿lo sabes?
–Me parece que lo empiezo a saber. Oye, Luis, me encantan tus burros, ¿cómo se llaman?
–Se llaman Alfa y Beto. ¿Te suenan esos nombres?
–Sí, pero no sé de qué, Alfa y Beto. ¡Anda, ya caigo! Si dices los dos nombres seguidos es ¡ALFABETO! ¿Se llaman así porque llevan las letras de los libros a los niños?
–¡Oh!,genial. Mereces un regalo. Te daré lo que tanto les gusta a los niños de las montañas.
–¿Un libro?
–Sí, este libro. Por él sabrás la historia real de cómo dos burros llevan la ilusión a niños y niñas que viven en remotos pueblos de Colombia.
Diego le dio las gracias, tomó el libro, leyó el título, Biblioburro, y se fue con aquel maestro a compartir las ilusiones de aquellos niños y niñas de un lejano país que no conocía. Esa fue su gran experiencia.

Ferdinando el toro

Título: Ferdinando el toro
Autor: Munro Leaf
Escrito a mano e ilustrado por Werner Klemke
Editorial: Lóguez
De 5 a 105 años





Aunque no lo había visto nunca, Nuria Tuero, de 8 años, reconoció enseguida a un torito joven que se encontraba sentado en una pradera llena de flores amarillas y rojas, y se dirigió a él sin dudarlo.
–Hola, tú eres Ferdinando, ¿no?
–Oh, sí, ¿nos conocemos de algo?
–No. Bueno, sí. Te explico. No te conocía en persona. Me había hablado de ti mi madre, porque vio una película tuya hace mucho tiempo. Así que en cuanto te encontré en esa pradera, sentado, contemplando las flores, pensé «este debe de ser el famoso Ferdinando el toro». Te veo muy, muy joven, pareces un ternerillo. ¿Cómo consigues conservarte así?
–Muchas gracias. Esa es la ventaja que tiene ser un personaje de cuento. Nosotros no cambiamos nunca.
–Oye, Ferdinando, mientras tú estás aquí sentado, contemplando las flores, veo que los demás toros están corriendo, embistiéndose unos a otros y dándose topetazos, ¿no te gustaría ser como ellos y acabar siendo toreado en una plaza ante miles de personas?
–Pues no, no me gustaría. Eso también me lo suele preguntar mi madre. Ella es una vaca muy comprensiva y sabe que no me gustan las peleas. Para mí no hay mayor disfrute que vivir en la paz del campo.
–¿Y no te sientes solo?
–También mi madre teme que me sienta aislado. No, no me siento ni solo, ni abandonado ni aislado. Me encuentro de maravilla.
–O sea, que quieres vivir tu vida.
–Sí, eso es lo que quiero. Vivir la vida que yo escoja, no la que otros escojan para mí.
–Eso es lo que deseamos todos, ¿no?
–Ojalá fuera verdad lo que dices, sin embargo, a muchísimas personas les dicen cómo tienen que vivir, cómo tienen que pensar, cómo tienen que divertirse y hasta qué tienen que comer. Lo curioso es que, cuando les preguntas, te dicen que todo eso que les han impuesto lo han elegido ellas.
–Sabes, me da mucho que pensar lo que me acabas de decir.
–¿Sí? Yo también rumio pensamientos aquí, debajo de los árboles.
–Aunque ahora lo que más me apetece es conocer tu extraordinaria historia.
–Pues nada, abre el libro, ven conmigo, que vas a ver lo que me pasó sin yo quererlo.

Johanna en el tren

Título: Johanna en el tren
Autora e ilustradora: Kathrin Schärer
Editorial: Océano
De 6 a 106 años



Vanesa, de 6 años, le contó a su madre cuando llegó a casa del colegio:
–Mami, hoy en el cole fui en tren.
–¿Cómo es eso de que fuiste en tren? Si tu profesora no me avisó. ¿En qué tren?
–En un tren de libro, mamá.
–Qué me estás contando, hija, explícate que no entiendo nada de lo que me dices.
–Pues mira, resulta que la seño nos llevó a la biblioteca y nos pidió que eligiésemos un libro y viajásemos en él.
–¿Y cómo se viaja en un libro?
–Es muy fácil. Tú escoges un libro que te apetezca, abres sus páginas, empiezas a leer y ya estás viajando en él. ¿Lo entiendes?
–Oh, sí, sí, claro que lo entiendo. Pero dijiste que habías viajado en tren.
–Sí, porque el libro que yo escogí se titulaba Johanna en el tren.
–¿Quién es esa Johanna?
–Es una cerdita muy simpática que la dibujante del libro colocó en un tren. Y la cerdita empieza a hablar con ella pidiéndole que le dibuje cosas.
–Espera, espera que otra vez me estás confundiendo. Explícate mejor. ¿Estás diciéndome que la cerdita habla con la dibujante que la inventó?
–Sí, mamá, eso estoy diciendo. A mí, al principio, también me parecía raro, pero enseguida me di cuenta, como dice mi seño, de que en los cuentos todo es posible. La conversación entre la cerdita y la dibujante es genial. Me hizo mucha gracia cuando la cerdita le dijo: “Señora dibujante, los personajes que inventas son más listos que tú”. Mira, mamá, aquí tengo el cuento. Lo he sacado de la biblioteca. ¿Quieres leérmelo tú esta noche, por favor?
–Por supuesto, hija, yo también estoy deseando viajar en tren con esa cerdita. Y, de paso, a ver si consigo que la dibujante me arregle algunas cosillas.
Texto y fotografía: P. A.