Título: La crónicas de Narnia
Autor: C. S. Lewis
Ilustradora: Pauline Baynes
Editorial: Destino
De 8 a 108 años
Alfredo caminaba distraído delante de sus padres. Ellos hablaban de a dónde irían de vacaciones. Al pasar delante del escaparate de una agencia de viajes, le llamó la atención un enorme cartel. Lo leyó sin acabar de creerse lo que ponía.
«SI ERES CAPAZ DE LEER ESTE MENSAJE PUEDES VIAJAR A NARNIA. SERÁN LAS VACACIONES MÁS FABULOSAS DE TU VIDA. INFÓRMATE AQUí».
«¿Dónde estará Narnia?», pensó, «¿Y qué querrá decir eso de si eres capaz de leer este anuncio?»
Sus padres se acababan de parar a charlar con unos amigos.
–¿Qué tal, muchacho? ¿Qué miras tan atento? –le preguntó uno de ellos.
–Estaba mirando eso –dijo señalando el enorme cartel.
–Ah, estás viendo la fotografía de la noria de Singapur, la mayor del mundo.
Se fijó bien. Donde el amigo de sus padres veía la noria, él sólo veía el cartel de Narnia.
–Voy a entrar a ver una cosa en esta agencia, les dijo a sus padres.
Ellos asintieron, pues confiaban plenamente en él.
Lo recibió un hombre mayor, de aspecto bondadoso.
–Pasa, pasa. Por fin alguien ha descifrado el mensaje. Empezaba a sospechar que ya nadie sabía leer.
Aquel hombre infundía serenidad y respeto.
–¿Quieres viajar a Narnia?
Alfredo se atrevió a preguntar con cierta timidez.
–¿Dónde está ese país o lo que sea?
–Narnia está allá, al otro lado –respondió el hombre señalando hacia un lugar indefinido.
–¿Y cómo se va a Narnia? –preguntó Alfredo.
–Oh, eso es muy fácil para aquellos a los que les gusta leer como a ti. ¿Te apetece ir ahora mismo? Puedes ir y volver cuando quieras.
–Es que mis padres están afuera, esperándome.
–Lo sé, lo sé, no te preocupes, aunque te parezca extraño, el encuentro con esos amigos lo he preparado yo. Van a estar hablando un buen rato. Aquí tienes la única manera de entrar en Narnia –dijo mostrándole un gran libro.
–¡Pero si sólo es un libro! –exclamó Alfredo.
–¿Sólo un libro? No, no. Es mucho más que eso. Es la Puerta de Narnia, la única por la que podrás entrar al mundo del otro lado. Ábrela y compruébalo.
Ay, si pudiera extenderme más os diría, lectores y lectoras, que aquella tarde Alfredo entró en Narnia a través del libro. Y allí empezó a vivir las más extraordinarias aventuras que podáis imaginaros.
Quien entra por esa puerta quiere volver una y otra vez. Si no lo crees, abre sus páginas y descubrirás la magia insondable de la lectura.