Título: Desavenencia
Autor e ilustrador: Claude Boujon
Editorial: Corimbo
De 6 a 106 años
A la hora del recreo, en el colegio de Lucía Belén Pumar Canosa y de Emilio José Díaz Sanz, ambos de 8 años, hubo un enfrentamiento entre dos grupos de niños que discutieron de manera áspera en el patio sin llegar a un acuerdo. Lucía y Emilio habían leído el cuento Desavenencia, y comentaron en clase que, lo sucedido en el patio, era lo mismo, lo mismo que les había ocurrido a los dos conejos protagonistas del cuento que acababan de leer.
La profesora les pedió a sus alumnos que le explicaran lo que significaba la palabra desavenencia.
Sólo Lucía y Emilio supieron explicar su significado, pues lo habían averiguado buscándolo en el diccionario Clave, que era el que consultaban a menudo en el aula. Todos anotaron la definición en su Cuaderno de Palabras Nuevas.
Escribieron: «Desavenencia, falta de armonía, de acuerdo o de entendimiento entre varias personas».
En sus cuadernos, debajo de la definición del diccionario, escribieron frases en las que tenía que figurar la palabra nueva. Algunas de estas frases fueron:
«Hoy, en el patio, se enfrentaron dos grupos de niños por culpa de sus desavenencias».
«Un niño no quiso jugar en el equipo del colegio por desavenencia con sus compañeros».
«A mi me gustaría no tener desavenencias con mis profesores».
Luego, leyeron el cuento en voz alta y conversaron sobre los enfrentamientos.
Al final, todos llegaron a una sabia conclusión: reflexionar sobre las desavenencias es la mejor manera de llegar a las avenencias, que es como se llama al acuerdo, a la armonía, a la reconciliación.